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Extracto:Las grandes marcas del motor en Europa frenan la electrificación y recuperan el foco en híbridos y gasolina por la débil demanda y la presión de costes.
Del todo a la nada. O a la casi nada. Los fabricantes europeos han decidido pisar el freno en su apuesta por la electrificación de sus flotas. Ferrari, BMW, Mercedes-Benz, Volkswagen y otras grandes marcas están retrasando sus lanzamientos más ambiciosos y rebajando expectativas.
Este cambio en la hoja de ruta lo han hecho en tiempo récord. Ya que hace apenas tres años, todos estos fabricantes consideraban que su futuro, y el del planeta, pasaba por los coches 100% eléctricos.
Parte de este pensamiento venía propiciado por la Unión Europea, cuando en 2021 anunciaba la ley que prohibía la venta de coches de combustión a partir de 2035. Los fabricantes respondieron con inversiones multimillonarias y hojas de ruta que apuntaban a una electrificación total en menos de una década.
Pero esta emoción que tenían los fabricantes se ha ido viniendo abajo según han ido viendo que la demanda de estos vehículos no prosperaba. Aunque las ventas de coches eléctricos ya habían sido discretas durante los años anteriores, el 2024 fue especialmente duro, sobre todo por la caída de la demanda en mercados como Alemania.
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Según los datos publicados por la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA), durante el año pasado, en este territorio, las ventas de coches eléctricos cayeron un 5,9% en comparación con 2023, hasta las 1.447.934 unidades. En concreto, estos vehículos fueron la tercera opción más popular para los compradores, por detrás de los coches de gasolina y los híbridos, respectivamente.
Esta tónica se está manteniendo en 2025. La infraestructura de carga avanza más lenta de lo previsto y la guerra de precios iniciada por los fabricantes chinos ha tensado los márgenes de beneficio. A esto hay que sumarle los aranceles impuestos por Europa y EEUU, lo que encarece ya de por sí un producto excesivamente caro para el usuario europeo y español.
Volkswagen, Mercedes, BMW... todas pisan el freno
Lo cierto, es que este cambio de planes no solo cuestión de un par de empresas. Casi todos los fabricantes europeos han decidido apostar por los coches de gasolina e híbridos por encima de los eléctricos, cambiando así las promesas hechas en el pasado.
Según S&P Global Mobility, se espera que el lanzamiento mundial de nuevos modelos de coches con motores de combustión interna e híbridos aumente un 9% este año respecto a 2024. Además, los fabricantes lanzarán hasta 116 modelos híbridos, lo que supone un incremento del 43% respecto al año anterior.
Un ejemplo de ello es Mercedes, que a principios de año se comprometió a invertir en modelos nuevos o mejorados con motor de combustión interna e híbridos. De hecho, la compañía alemana anunció su plan de lanzar al mercado 19 nuevos modelos de coches de gasolina, frente a los 17 eléctricos que sacará entre 2025 y 2027.
Mercedes ha tomado esta decisión después de que las ventas y los márgenes de beneficio se vieran afectados por la ralentización del crecimiento de la demanda de coches eléctricos.
“Si no crees que las condiciones del mercado serán dominantemente eléctricas en 2030... no tendría sentido económico cortar sin más tu muy saludable y rentable negocio de motores de combustión interna”, explicó a los inversores su consejero delegado, Ola Källenius.
Además, el director financiero del grupo, Harald Wilhelm, afirmó que están reduciendo el coste de los vehículos eléctricos en más de un 15%. Esto reduciría la diferencia de costes respecto a los coches con motor de combustión, pero Wilhelm añadió que, cuando se trata de cerrar la brecha, “no queremos prometer cosas que no podemos hacer”.
En la misma línea está Volkswagen. El consorcio alemán se comprometió hace más de un lustro a que, a partir de 2030, ya no venderían coches de gasolina. Una idea que cada vez es más lejana. “Sería estúpido dejar de vender coches con motor de combustión si nuestros clientes los quieren”, señalan.
Además, para este año VW no piensa sacar ningún modelo puramente eléctrico, lo que también puede hacer que decaigan sus ventas. Los vacíos en la gama de VW están complicando el intento del consejero delegado, Oliver Blume, de reestructurar el gigante industrial, que se tambalea por el exceso de capacidad y la intensificación de la competencia.
Lo cierto es que Blume llegó a finales del año pasado a un acuerdo con los sindicatos para reducir costes en Alemania y se alió con Xpeng y Rivian para impulsar su gama en EEUU y China. Sin embargo, esos nuevos modelos no estarán disponibles hasta finales de esta década.
“Durante el próximo año más o menos, Volkswagen se verá obligada a vender tecnología antigua a clientes nuevos”, afirma Matthias Schmidt, analista de automoción afincado cerca de Hamburgo. “Eso va a ser difícil”.
Aunque los coches de combustión de Volkswagen le siguen dando importantes beneficios, su apuesta por los eléctricos no está siendo tan próspera como habían planeado. Además, la empresa tampoco ha ayudado, ya que sus modelos llegaron muy tarde al mercado y con un software defectuoso.
“El principal problema de VW es el producto”, afirma Stephen Reitman, analista de Bernstein. “Tienen esta capacidad de producción de coches eléctricos de batería que la gente no está comprando”.
BMW también ha puesto en pausa sus coches eléctricos. Hace unos meses, el fabricante anunció que seguiría invirtiendo en tecnología de motores de combustión e híbridos, mientras advierte de una “montaña rusa” en la transición de Estados Unidos hacia los vehículos eléctricos tras el regreso de Donald Trump a la presidencia.
Jochen Goller, miembro del consejo de administración, afirmó que el grupo sigue siendo optimista sobre las ventas de coches de gasolina e híbridos enchufables en Estados Unidos, incluso si la demanda de eléctricos se ralentiza en los próximos años debido a los cambios políticos de la nueva Administración.
“Creo que sería ingenuo creer que la electrificación es un camino de una sola dirección. Será una montaña rusa”, declaró Goller, responsable de clientes, marcas y ventas, a . “Por eso estamos invirtiendo en nuestros motores de combustión. Estamos invirtiendo en híbridos enchufables modernos. Y seguiremos lanzando coches eléctricos”, añade.
Lo cierto es que BMW siempre se ha mostrado prudente sobre el cambio radical hacia los coches eléctricos, a pesar de contar con una gran gama de modelos. “Preveíamos que la gente no querría ser discriminada por la cadena cinemática”, explica Goller. “Hemos seguido el camino que ahora siguen otros”.
Incluso Renault quería ser, como otras, una marca completamente eléctrica en Europa para el 2030, pero también se ha bajado del carro y afirmó que apostarán por una estrategia dual de eléctricos puros y otros con motores de combustión más allá de esa fecha.
Incluso su todavía presidente, Luca de Meo, llegó a asegurar que las marcas tampoco llegarán a sus objetivos para el 2035. Entre los problemas que alega la marca se encuentra el alto precio de estos vehículos.
Por su parte, Porsche, que sufrió un descenso del 49% en las ventas de su berlina eléctrica Taycan el año pasado, también se está replanteando su estrategia de vehículos eléctricos. En febrero, el fabricante de coches de lujo anunció que revisaría su gama futura y destinaría 800 millones de euros al desarrollo de nuevos vehículos híbridos y con motor de combustión.
El resto de marcas de lujo tampoco se libran de la inestabilidad. A finales del año pasado Lamborghini ha retrasado el lanzamiento de su primer modelo totalmente eléctrico hasta 2029, afirmando que el mercado de coches de lujo “no está preparado”.
La empresa de 60 años, propiedad del Grupo Volkswagen, había planeado un debut eléctrico en 2028, pero sigue siendo cautelosa en medio de la incertidumbre regulatoria y una demanda de vehículos eléctricos más lenta de lo esperado.
“No creemos que 2029 sea demasiado tarde para tener un coche eléctrico”, declaró Stephan Winkelmann, director ejecutivo, en una sesión informativa en la sede de la compañía, cerca de Bolonia. “En nuestro segmento, el mercado no estará listo en 2025 ni en 2026”.
El último en sumarse a esta moda ha sido Ferrari. Hace apenas un día que la marca de lujo anunciaba que retrasaba los planes para su segundo modelo totalmente eléctrico, que debía salir en 2026, hasta al menos 2028, debido a la falta de demanda de vehículos eléctricos de lujo de alto rendimiento.
Ferrari, conocido por sus rugientes motores de gasolina, ha vendido modelos híbridos desde 2019 y comenzará a presentar su primer vehículo eléctrico en octubre de este año en un proceso de tres etapas que culminará con un estreno mundial en la primavera del próximo año. Sin embargo, las primeras entregas no es esperan hasta octubre de 2026.
Bruselas les da una tregua
Ante estos cambios, la UE también ha querido tomar cartas en el asunto. Tras meses de quejas y súplicas por parte de todos los fabricantes europeos, finalmente la Unión Europea decidía dar marcha atrás a su famosa normativa CAFE.
Esta norma establecía una reducción de emisiones de CO₂ para el año 2025. En concreto, indicaba que la media máxima del conjunto de los modelos vendidos por cada fabricante en 93,6 gramos por kilómetro.
Pero, según detalla la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en marzo, se ha planteado un retraso de tres años en la entrada en vigor de las sanciones a los fabricantes que no cumplan los estándares de emisiones de CO₂. Las multas estaban previstas para 2025 para aquellos fabricantes que no redujeran las emisiones un 15% respecto a 2021.
Hasta la fecha, solo los constructores que fabrican en exclusiva coches eléctricos o los que han conseguido que estos y los híbridos enchufables sean mayoría en sus matriculaciones podían estar tranquilos ante las fuertes multas.
La nueva propuesta supone que el cómputo se haga desde 2025 hasta 2027. “En vez del cumplimiento anual, las empresas tendrán tres años. Los objetivos son los mismos, deben cumplir los objetivos, pero supone un mayor respiro para la industria, significa también más claridad, sin cambiar los objetivos acordados”, explica Von der Leyen.
La presidenta de la Comisión ha anunciado además que acelerará la revisión de la norma que prohíbe los coches de combustión a partir del año 2035, que en principio estaba prevista para el año 2026, con el objetivo de introducir el principio de “neutralidad tecnológica”. No obstante, Von der Leyen no ha fijado ningún plazo para ello.
Otro tema que ha comentado la presidenta de la Comisión Europea es el impulso de los coches autónomos, carrera en la que también llevan la delantera China y EEUU.
El gran interrogante ahora es cómo responderá el mercado. Sin ayudas potentes ni garantías de infraestructura, muchos usuarios seguirán apostando por motores tradicionales o por híbridos. La transición eléctrica no está cancelada, pero sí reajustada: menos rápida, más pragmática, y con más tecnologías conviviendo en el camino hacia las cero emisiones.
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