Extracto:La moda camina, pero en dirección incierta. Las ventas de ropa cayeron más de un 7% interanual en abril, cada vez más desplazadas por otras opciones de gasto.
“El mundo tal como lo conocíamos está desapareciendo”, arranca Beatriz Carranza, consultora para marcas de alto nivel. No se equivoca. Una nueva era con unas nuevas —y obligadas— pautas de consumo ya está aquí.
De esta nueva realidad económica y social no escapa, prácticamente, ninguna industria. La moda, en su papel de medio de autoexpresión, no es una excepción. Resistirse no tiene sentido. La clave, para la experta, no va tanto de evitar el cambio como de anticiparse a él. “Las empresas, los ciudadanos y el Estado deben aceptarlo”, insiste.
Mucho más reaccionarios se muestran desde Acotex. La principal patronal sector de la moda insiste en hablar de “marcha errática” para evidenciar la frágil posición del sector, que arroja un crecimiento de las ventas casi plano en los primeros meses del año.
Un menor brío comercial que, a pesar del alto nivel de rentabilidad, se evidencia, incluso, en el gigante Inditex que, entre el 1 de febrero y el 10 de marzo, solo elevó sus ventas un 4%, frente al 11% de 2023.
Así, con más incógnitas que certezas, la industria textil importa, pero lo hace ocupando un lugar cada vez más incierto. El porqué se da en un desigual patrón de gasto entre la población española, pero también en el acercamiento al lujo por parte de quienes han impulsado la democratización de la moda.
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La moda, cada vez más en “un segundo plano”
“El textil está pasando a un segundo plano en cuento a prioridades de consumo”, insisten desde Acotex, tras comunicar que la venta de ropa cayón un 7,1% interanual en abril quedando el acumulado anual en un -2,6%.
De hecho, si se hace el cómputo de marzo y abril de 2025 frente al mismo periodo del pasado año, el retroceso en estos dos meses ha sido del 10%. “Es un dato muy negativo y que pone al sector en alerta de cara a los próximos meses”, manifiestan.
Desde la patronal mantienen que la problemática no es nueva:los consumidores anteponen la restauración y el ocio a la moda, lo que se traduce en menos compras en las tiendas.
No se equivoca. Según la última Encuesta de Presupuestos Familiares del Instituto Nacional de Estadística (INE), los españoles dedicaron un 4,05% de su presupuesto a la moda en 2023, hasta 530,72 euros por residente.
A pesar de evidenciar una ligera mejoría frente al peso de 2022 —un 3,9%— y volver, de nuevo, al umbral de los 500 euros por persona, el valor actual sigue sin recuperar el terreno perdido previo a la pandemia: en 2019, eran 569,55 euros.
Mayor es aún la distancia sobre el techo de gasto en moda a manos de los españoles. Fue 2006, cuando, previo a la crisis económica mundial, el consumidor patrio gastaba 755,68 euros en moda, el 6,79% de su gasto total.
Los últimos números disponibles, los de 2023, confirman que los españoles han ido reordenando sus prioridades de gasto a favor de otras alternativas de ocio.
De hecho, el gasto per cápita en la categoría de restaurantes y hoteles se elevó un 11,4% más que en 2022, hasta 1.331 euros. Igual pasa en ocio y cultura, con un aumento del 6,9%, lo que se traduce en una inversión de 664,14 euros.
A falta de conocer el resto de datos, los números de 2024 no anticipan un mejor paisaje: las ventas anuales arrojan una caída 0,3%.
La pirámide invertida: riqueza concentrada en los menos interesados en moda
Hay un enfriamiento económico fruto de la situación macroeconómica global. Y esta realidad cala en todos los aspectos cotidianos de la vida de los ciudadanos.
Sin embargo, hay otros factores, mucho más estructurales, que se suman a la ya enquistada situación macroeconómica: la invertida pirámide poblacional en España.
“Con una pirámide de población invertida, el 30% de la población tendrá más de 65 años en las próximas dos décadas”, mantiene Carranza. Esto, añade, se traduce en un grupo poblacional que, por defecto, va mermando su impulso de consumo.
INE
La moda, como pieza clave del vive de lleno este desigual patrón de gasto. “Los mayores de 50 años concentran la mayor parte del patrimonio, mientras que los jóvenes —los que tradicionalmente impulsaban las tendencias de moda— tienen menos poder adquisitivo y más incertidumbre económica”, sostiene la experta.
En síntesis, las generaciones con mayor capacidad de gasto no ven la moda como una prioridad, mientras que las más jóvenes tienen que hacer malabares para equilibrar su presupuesto.
Pero a esta realidad, hay que sumarle otra: la reordenación de la cesta de la compra:en 2023, la adquisición de alimentos representó más del 19% del gasto de los españoles, según último informe anual que emite Acotex. La situación actual, algo más aliviada, con el índice de Precios al Consumo (IPC) frenándose un 1,9% en mayo, tampoco es suficiente.
“El entorno de precios elevados que estamos viviendo ahoga el bolsillo de los consumidores”, arranca Paco Lorente, profesor de ESIC Business School y experto en tendencias de consumo, quien, sin embargo, va más allá: “Además de la parte más funcional, todo esto nos genera una sensación negativa a nivel de consumo”.
Las nuevas estrategias que han llevado a la moda a un lugar incierto
“Zara gana cuando las cosas van bien porque sube la economía, y gana, sobre todo, cuando las cosas van mal porque la gente que compraba en otras marcas más vuelve a Zara”, se comentaba en la sede de la multinacional en los últimos resultados de Inditex, en los que España volvió a brillar como nunca. En 2024, la compañía vendió en su mercado de origen 16 millones al día.
Pero Zara también se ha convertido en la alumna aventajada ante el declive del lujo europeo de Gucci o Dior.
Tanto Zaracomo Mangollevan años explorando elterreno del lujomediante colaboraciones con la alta costura que acaban cristalizando en colecciones cápsula.
Entre ellas, destaca la alianza de los gallegos conStefano Pilati, exdirector creativo de Yves Saint Laurento la de los catalanes con Victoria Beckham.
Sin embargo, esta aproximación a lo , enmarcada en un contexto de inflación, ha derivado en un aumento de los precios bajo una estrategia clara: más colecciones dentro de su oferta total y más caras.
En 2021, de media, una prenda costaba60 euros en Zara —frente a los 33 euros de media en el resto de las prendas—, un 19% más que en 2020, según los últimos datos de la empresa de , recogidos por Además, las colecciones de posicionamiento más alto de los gallegos tienen más presencia: un 4,8%, frente al 4,1% de 2020.
“Han ido subiendo precios para desvincularse de las marcas máscomo Shein”sostiene Lorente. “Es un intento de alejarse de la imagen de consumo masivo”, confirma Carranza.
Pero, si el motivo está claro, el riesgo a sufrir el castigo del consumidor, también: “Si en un entorno donde todo me resulta mucho más caro, las marcas en las que yo suelo consumir también suben sus precios, pues esto puede derivar en una rebeldíay evitar compras que antes podría haber hecho sin pensarlo mucho”.
Mientras, a pesar de los baches, el lujo sigue teniendo su público. “Marcas comoHermès, Chanel o Louis Vuitton no solo han mantenido sus precios altos, sino que los han incrementado estratégicamente, sabiendo que su consumidor principal tiene patrimonio y está dispuesto a pagar por exclusividad”, apunta Carranza.
Con todo, a la moda de gama media le toca analizar si ha logradoreposicionarse o ha convertido su producto en algo prescindible. Un vestido de 60 euros, mantiene la consultora, ya no se percibe como una necesidad accesible, sino como un capricho comparable a una cena en un restaurante o una experiencia de ocio.
“Si la moda deja de ser un pilar del gasto habitual y se convierte en un gasto secundario, la industria podría enfrentarse a un futuro, donde el lujo sigue reinando y el se diluye entre competidores de menor precio y otros sectores que capturan la atención del consumidor”, avisa.
“¿Qué han logrado realmente estas marcas?”, se pregunta Carranza. “En lugar de reforzar su aspiracionalidad, han colocado la moda en un espacio incierto, donde ni es lujo ni es una compra impulsiva”, subraya.
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